San Julià de Cerdanyola es un pequeño pueblo de montaña rodeado de bosques. Goza de unas privilegiadas vistas al Pedraforca, el emblemático pico del Berguedà.
El pueblo de San Julià de Cerdanyola está en el macizo del Catllarás. La plaza de la Vila es el corazón del pueblo, y en ella se encuentra la iglesia románica del siglo XI de Sant Julià, construida con la característica piedra que reviste el resto de casas de esta pintoresca población. En los extremos del pueblo se abren varios caminos que permiten a sus visitantes internarse en el bosque. Recomendamos el paseo hasta llegar al mirador del Pedraforca, la emblemática montaña de dos picos del Berguedàc
La Fia-Faia es una tradición ancestral que se celebra en Nochebuena en los pueblos de Sant Julià de Cerdanyola y en Bagà. Es una celebración de origen pre-cristiano relacionado con el Solsticio de Invierno, y es una fiesta tan antigua y especial que ha sido declarada Patrimonio Immaterial de la Humanidad por la UNESCO. Consiste en la quema de unas antorchas (las faies) en lo alto de la montaña, y desde allí el grupo de portadores de estas antorchas (fallaires) inician el descenso hasta el pueblo donde se reparten el fuego al resto de fallaires. Luego se inician unas fogatas que la gente salta y el ambiente se vuelve aún más festivo y alegre.
Sant Julià de Cerdanyola está situado en el macizo montañoso del Catllaràs, que ofrece un terreno ideal para practicar senderismo y ciclismo de montaña. El macizo está plagado de multitud de senderos al aire libre para todos los niveles, y permite disfrutar de unos bosques y parajes preciosos. En esta zona es especialmente remarcable la gran variedad botánica, que en otoño tiñen de colores los árboles de la zona. De hecho, uno de los senderos que parten del cercano Santuario de Felgars es el conocido como “Sendero Botánico” por la cantidad de especies propias de la zona que se pueden observar.